¿Conoces los beneficios de la vitamina C?

Escrito por Nuria Roda, Doctora en Química Orgánica.
Categoría: Nutrición Integrativa

¿Conoces los beneficios de la vitamina C?

La vitamina C, también conocida como ácido ascórbico, es un nutriente esencial en nuestra dieta. La mayoría de los animales son capaces de sintetizarla endógenamente a partir del metabolismo de la glucosa por la acción de la enzima L-gluconolactona oxidasa, pero con el paso del tiempo, los seres humanos hemos perdido la capacidad de sintetizarla al presentar mutaciones en el gen que codifica dicha enzima clave en la ruta biosintética. (1) No se almacena prácticamente en el organismo y por esta razón resulta necesario ingerirla diariamente. Se encuentra presente en ciertos alimentos como los frutos cítricos (naranjas, pomelos, mandarinas, etc.), frutos rojos (fresas, moras, etc.) y ciertas verduras (tomates, pimientos, brócoli y las espinacas). La cantidad diaria recomendada para cubrir las necesidades mínimas es de 80 mg/ día para adultos sanos.

La vitamina C es una vitamina hidrosoluble implicada como cofactor en al menos 300 reacciones bioquímicas del organismo y su deficiencia debida a una ingesta inadecuada se asocia con una gran cantidad de síntomas (anemia, mala cicatrización, fatiga, depresión, sangrado de encías, etc.). Todos estos síntomas son típicos del escorbuto, una enfermedad causada por una deficiencia severa de vitamina C. Históricamente se asociaba a los marineros que pasaban largas temporadas en alta mar donde la tripulación no tenía acceso a frutas, verduras y otros alimentos. En la actualidad es una afección poco frecuente, pero puede manifestarse en personas de avanzada edad o que sufren de malnutrición. (2) Se caracteriza principalmente por el debilitamiento de las estructuras de colágeno, lo que conlleva una mala cicatrización de las heridas y un deterioro a nivel de inmunidad. Si no se trata a tiempo, las personas con deficiencia severa de vitamina C pueden sufrir enfermedades de tipo respiratorio graves como la neumonía. (3). La fatiga y la debilidad por falta de vitamina C se debe a la producción insuficiente de L-carnitina, cuya función principal es ayudar al organismo en el proceso de oxidación de las grasas para la obtención de energía. Por otro lado, la vitamina C actúa como cosustrato de la dopamina-β-monooxigenasa, enzima clave para la conversión de dopamina en norepinefrina. Cuando los niveles de vitamina C son bajos, la conversión de estos neurotransmisores es deficiente y puede contribuir a la aparición de depresión, afectando al estado de ánimo en general. (4) Estos sentimientos de fatiga y malestar emocional pueden manifestarse como un deseo reducido de estar físicamente activo.(5)

Por otro lado, aunque tomar complementos orales de vitamina C no evita coger un resfriado, existen ciertos estudios científicos que demuestran que la suplementación puede ayudar a reducir la duración y la gravedad del mismo. (6) Para ello hay que empezar a tomarlos antes de resfriarse, a modo preventivo, y no como tratamiento. (7) La reducción en el tiempo que dura un resfriado común se ha relacionado con la mejora del sistema inmunológico (8) mientras que la reducción en la severidad de la enfermedad podría explicarse por la propiedad antihistamínica de la vitamina C. (9)

Como hemos comentado, la vitamina C interviene como cofactor en multitud de procesos metabólicos, pero entre sus numerosos beneficios podemos destacar su acción reguladora del sistema inmunitario y su potente actividad como antioxidante, protegiendo a las células frente al daño oxidativo. La vitamina C da soporte a la barrera epitelial y nos protege contra los patógenos y los radicales libres presentes en el ambiente (el humo del tabaco, la contaminación y la radiación ultravioleta). Los radicales libres son nocivos para nuestra salud: causan envejecimiento, mutaciones en el ADN y podrían influir en la aparición de enfermedades cardiovasculares, arteriosclerosis, diabetes y cáncer. (10) Las personas con afecciones gastrointestinales y algunos tipos de cáncer pueden ser más propensos a la deficiencia de vitamina C. Esta vitamina también se utiliza para incrementar la absorción de hierro del tracto gastrointestinal. (11) En la actualidad la terapia con altas dosis de vitamina C es un uso muy común entre médicos naturópatas y profesionales de la medicina integrativa oncológica como modo de inducir citotoxicidad en las células tumorales. (12) Aunque todavía se necesitan estudios complementarios para esclarecer su mecanismo de acción, la hipótesis más común hace referencia a sus excelentes propiedades redox, a su capacidad de inhibir la angiogénesis y a su contribución en el mantenimiento del sistema inmunitario. (13)

En relación a su participación en el funcionamiento normal del sistema inmune, decir que la vitamina C se acumula en elevadas concentraciones en células fagocitarias, como los neutrófilos, mejorando la quimiotaxis, la fagocitosis y la reducción de especies reactivas de oxígeno (ROS). Además, resulta necesaria para la apoptosis y la eliminación de microbios en sitios locales de infección, disminuyendo de esta manera la necrosis y el daño celular. El papel de la vitamina C en los linfocitos es menos claro, pero se ha demostrado que actúa mejorando la diferenciación y la proliferación de células B y T, encargadas del reconocimiento de patógenos, posiblemente debido a sus efectos de regulación génica. En resumen, la deficiencia de vitamina C da como resultado una inmunidad deteriorada y una mayor susceptibilidad a las infecciones. La suplementación oral de vitamina C podría ser capaz de prevenir y tratar infecciones respiratorias y sistémicas. Administrada en dosis elevadas (gramos) podría compensar el aumento de la respuesta inflamatoria y demanda metabólica en caso de infecciones pulmonares. (14)

La vitamina C actúa también como cofactor de las enzimas lisina hidroxilasa y prolina hidroxilasa, enzimas esenciales para la formación normal de colágeno en los distintos tejidos de nuestro organismo como la piel, los vasos sanguíneos, los huesos, las mucosas, los cartílagos y los dientes. El papel de la vitamina C es mantener el hierro en su estado ferroso (Fe+2) presente en el sitio catalítico de estas enzimas. La función de la 4-hidroxiprolina y la 5-hidroxilisina es estabilizar y consolidad la triple hélice del colágeno a través de enlaces de hidrógeno. (15)

La vitamina C es un nutriente muy inestable que se descompone fácilmente con la luz y el calor, por ejemplo, al cocinar los alimentos, por lo que no siempre es posible estar seguro de la cantidad que ingerimos a través de la dieta. Por ese motivo, los suplementos suponen una alternativa eficaz en aquellos casos que necesitemos un mayor requerimiento de esta vitamina. La cuestión que ahora planteamos es que tipo de complemento elegir. A causa de su acidez, la vitamina C puede causar ligeras molestias gástricas en personas con estómagos muy sensibles y dado que se metaboliza muy rápidamente la mejor elección sería escoger un complemento de vitamina C que presente un recubrimiento gastrorresistente. De esta manera se podrían evitar las posibles molestias estomacales y aumentar la biodisponibilidad, ya que se absorbe directamente en el intestino delgado. Por otro lado, si lo que buscamos es un complemento a base de vitamina C de procedencia natural, el escaramujo (Rose Hip, en inglés) es la mejor opción. Además de ser una de las fuentes vegetales más ricas en vitamina C contiene bioflavonoides que mejoran la absorción y biodisponibilidad de esta vitamina. Normalmente los complementos a base de escaramujo se potencian con una cantidad estandarizada de vitamina C en forma de ácido ascórbico, ofreciendo de esta manera una mezcla natural y potente para disfrutar de los beneficios que aporta la vitamina C a nuestra salud.

Referencias bibliográficas
  1. Nishikimi, M. et al. Cloning and chromosomal mapping of the human nonfunctional gene for L-gulono-gamma-lactone oxidase, the enzyme for L-ascorbic acid biosynthesis missing in man. J. Biol. Chem. 1994, 269, 13685–13688.
  2. Olmedo J.M, et al. Scurvy: a disease almost forgotten. Inter J Dermatol, 2006; 45: 909-13.
  3. Hemila, H. Vitamin C and Infections. Nutrients 2017, 9, 339.
  4. Carr, A.C. et al. The role of vitamin C in the treatment of pain: New insights. J. Transl. Med. 2017, 15, 77.
  5. Carol S. Johnston et al. Vitamin C Supplementation Slightly Improves Physical Activity Levels and Reduces Cold Incidence in Men with Marginal Vitamin C Status: A Randomized Controlled Trial. Nutrients 2014, 6, 2572-2583.
  6. Hemilä, H. Vitamin C intake and susceptibility to the common cold. Br. J. Nutr. 1997, 77, 59–72.
  7. Hemilä, H.; Chalker, E. Vitamin C for preventing and treating the common cold. Cochrane Database Syst. Rev.; 2013, 1, CD000980.
  8. Wintergerst, E.S. et al. Immune-enhancing role of vitamin C and zinc and effect on clinical conditions. Ann. Nutr. Metab.; 2006, 50, 85–94.
  9. Uchida, K.; Mitsui, M.; Kawakishi, S. Monooxygenation of N-acetylhistamine mediated by L-ascorbate. Biochim. Biophys. Acta; 1989, 99, 377–379.
  10. Bjelakovic G. et al. Antioxidant supplements and mortality. Curr Opin Clin Nutr Metab Care, 2014; 17:40–44.
  11. Lane D.J et al. The Active Role of Vitamin C in Mammalian Iron Metabolism: Much More Than Just Enhanced Iron Absorption!, Free Radic Biol Med. 2014; 75:69-83.
  12. Heidi Fritz et al. Intravenous Vitamin C and Cancer: A Systematic Review, Integrative Cancer Therapies, 2014, Vol. 13(4) 280–300.
  13. Abel Ang et al. Vitamin C and immune cell function in inflammation and cancer, Biochemical Society Transactions, 2018; 46, 1147–1159.
  14. Anitra C. Carr. et al. Vitamin C and Immune Function. Nutrients; 2017, 9, 1211.
  15. Kelly L. G. and Ronald T. R. Prolyl 4-hydroxylase. Crit Rev Biochem Mol Biol. 2010; 45(2): 106–124.

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